Reseña: Blood of Zeus

Quizá ya tarde a la fiesta, pero no importa. La mitología griega es una de mis pasiones y no podía dejar pasar la oportunidad de reseñar una serie que esperé por mucho, mucho tiempo.

Clash of Titans, 1981

Todo empezó como un quedo rumor en las redes sociales. Netflix haría una serie animada llamada Gods and Heroes basada en los mitos griegos. El teaser no daba más información, pero varios pensamos que sería un recuento de la mitología que ya todos conocíamos. El prospecto me emocionó enormemente. Desde pequeña fui fan de las películas clásicas de mitología: Clash of Titans (1981), Jason and the Argonauts (1963), Ifigenia (1977), Helen of Troy (1956). Cada una de ellas alimentó mi imaginación y me lanzaron directo a los libros que relataban sus historias. Aún hoy disfruto el género péplum, pero ninguna película o serie reciente había despertado mi interés como lo hicieron las películas viejas.

No tengo respuesta al por qué de ese desencanto. No puedo decir que las películas viejas fuesen más fieles a los mitos (para nada), ni que la rimbombancia fuese menor o que las actuaciones fuesen mejores. Simplemente no sentía lo mismo.

Así pues, la noticia de Gods and Heroes brilló ante mí como una nueva oportunidad para sentir la misma emoción que sentía mientras veía a Jason combatir en contra de las harpías. Tristemente, pasó alrededor de un año antes de que pudiera saber siquiera de qué iría la historia. Por un tiempo pensé que la animación se había quedado en el tintero, pero estaba equivocada.

Gods and Heroes renacería en el 2020 con el nombre Blood of Zeus.

El proyecto estaba en manos de los hermanos Charley y Vlas Parlapanides y en el escritorio de Powerhouse Animation Studios, quienes fueron los responsables del reciente éxito de Netflix, Castlevania. Blood of Zeus prometía un bello diseño de personajes, una historia llena de acción y violencia y, quizá, algo que me hiciera remembrar mis años mozos.

Y al final, ¿Blood of Zeus cumplió lo que prometía?

Antes de responder a la pregunta, habrá que contar de qué se trata esta historia.

La historia comienza con la introducción de nuestro protagonista, el cual tiene el nada sutil nombre de Heron (Derek Phillips). Este muchacho vive junto a su madre, Electra (Mamie Gummer), en una montaña cercana a un polis (ciudad). ¿Y por qué viven en la montaña y no en el polis? Porque son unos parias. Para empezar, Heron es un bastardo, lo cual ya teñía a su pequeña familia de vergüenza, pero además, la llegada de este par significó la aparición de gruesas y oscuras nubes sobre la polis. Dichas nubes no se desvanecían ni siquiera en primavera y los habitantes del pueblo las interpretaron como la mala suerte que acarreaban tanto Electra como Heron, así que optaron por mantenerlos lo más lejos posible.

Heron se preguntaba constantemente por qué tenían que permanecer en un lugar que tanto los odiaba, pero su madre siempre insistía en permanecer ahí. Frustrado y confundido, lo único que Heron podía hacer era trabajar arduamente para traer aunque fuera algunos dracmas a la casa.

Todo apuntaba a que Heron viviría el resto de su pobre vida en esa fría y destartalada casita, hasta que, una noche, las cosas cambiaron para siempre.

El pueblo fue atacado por un demonio. La criatura era viciosa y poderosa y Heron tuvo la mala suerte de encontrarse con él. Como buen protagonista, Heron le da pelea a la criatura, pero no importa su entusiasmo, al final estará a punto de perecer bajo sus garras. Es entonces que aparece Alexia (Jessica Henwick), una poderosa guerrera que, junto a sus soldados, llega a la polis en búsqueda del demonio. Alexia salva a Heron y captura al demonio. Sin embargo, ella sabe bien que él es solo uno de las varias criaturas que asolan el mundo de los humanos y que es apenas una muestra de todo lo que está por venir.

Se nos explica que, tiempo atrás, existió una batalla entre los Dioses del Olimpo y los Gigantes. Los Gigantes eran unos monstruos terribles y poderosos que buscaban conquistar el mundo; una maldición legada por los Titanes que murieron a mano de sus propios hijos cuando estos decidieron revelarse ante ellos. Comandados por Zeus, los olímpicos fueron capaces de destruir a los Gigantes. Los Dioses sellaron sus almas en un caldero forjado por Hefesto, mientras que sus cuerpos fueron tragados por el mar.

Desafortunadamente, parece ser que el cuerpo de uno de los Gigantes fue descubierto. Seducidos por la promesa de poder sobrenatural, un grupo de humanos decide adorar al Gigante y comen de su cuerpo para convertirse en demonios. La misión de estas criaturas es la de liberar las almas de los Gigantes y no descansarán hasta destruir a cualquiera que se ponga en su camino.

Tras descubrir el peligro en el que se encuentra la humanidad, Heron hace lo que cualquier hombre sensato haría: intenta escapar. Sin embargo, Electra no tardará en detenerlo. Los demonios, le explica, serán la menor de sus preocupaciones si acaso llegan a alejarse de la protección de las nubes. Después de todo, Heron no es cualquier bastardo, es un bastardo del mismísimo Zeus, quien utiliza las nubes para ocultarlos de la ira de Hera. La Diosa es rencorosa y no dudará en acabar con Heron y Electra si acaso llega a descubrirlos.

Heron apenas comienza a digerir la noticia cuando la polis es atacada nuevamente, pero esta vez el enemigo no es uno, sino un grupo de demonios comandados por el poderoso Seraphim (Elias Toufexis). Pronto, Heron se dará cuenta de que no tendrá más alternativa que involucrarse en la guerra contra los demonios. Peor aún, se dará cuenta de que Electra tenía razón al decir que los demonios no eran tan terribles como la furia de Hera.

Esa es, a grandes rasgos, la premisa de Blood of Zeus. Podrán ver que es una historia bastante arquetípica. Es un «viaje del héroe» en el sentido más puro de la palabra y fue escrito con un claro conocimiento del monomito griego. No obstante, es bien sabido que los arquetipos no son malos; al contrario. Han estado con nosotros desde hace siglos porque funcionan. Nos ayudan a identificarnos con los personajes y, bien trabajados, incluso pueden sorprendernos.

Blood of Zeus entra en esta categoría. El hecho de tenerla en animación le da un giro excitante, la historia es inmersiva y los personajes son entrañables. Blood of Zeus fue capaz de despertar mi nostalgia con referencias a unas de mis películas favoritas y su balance entre humor, drama y acción es bastante equilibrado.

Como mencioné antes, el diseño de personajes es excelente, sobre todo el de los olímpicos y los Gigantes, y las escenas de acción son emocionantes, pero gráficas (algo no necesariamente malo). La música, compuesta por Paul Edward-Francis, es emotiva, dramática y, cuando tiene que serlo, épica. Es uno de los mejores OST que he escuchado en mucho tiempo y ayudaron a levantar algunas escenas que, por sí mismas, quizá no hubiesen sido tan conmovedoras. El doblaje en inglés es muy bueno (disfruté especialmente el trabajo de Toufexis), pero si están demasiado acostumbrados a ver anime, quizá la mejor opción será verla con subtítulos y audio en japonés en donde los actores hicieron también un gran trabajo. La animación es buena, mas no increíble. Hay varias escenas en donde los movimientos pierden definición y fluidez y ocasionalmente hay unas escenas demasiado estáticas. No obstante, el estudio supo aprovechar bien su presupuesto. Las escenas más importantes fueron animadas con lujo de detalle, mientras que las escenas intermedias sufrieron la baja de calidad.

Blood of Zeus cumple lo que promete: una historia emocionante, si bien no completamente apegada al canon mitológico, con una buena dosis de acción. Tiene, sin embargo, sus fallas y considero importante mencionarlas.

Es muy claro que no hubo muchas mujeres involucradas en la definición del proyecto. Esto ocasiona que la mayor parte de las mujeres que aparecen en la historia sean únicamente artilugios de la trama para aumentar el dramatismo de la misma. Son, pues, el gatillo que detona la transformación de nuestros personajes y, por lo tanto, mera utilería. Alexia es una de las pocas excepciones, pero ella es una heroína por sí misma. Es decir, conduce su propio «viaje del héroe» y, al no ser la protagonista, solo vemos la mitad de su historia. Por buen personaje que sea, Alexia se siente desencajada del proyecto original, como si fuera una amazona que apareció mágicamente en una historia que ya le pertenecía a alguien más. Por comentarios en las redes sociales de los hermanos Parlapanides, parece ser que perdimos mucha profundidad del personaje debido a cortes que se tuvieron que hacer por tiempo y presupuesto. ¿Comprensible? Sí, pero no por eso deja de sentirse como un desperdicio. Hubiese preferido que le dieran a Alexia menos relevancia en la trama a que nos dejaran insatisfechos.

Ligado al punto anterior, está el caso de Hera. Es bien sabido que desde tiempos del mito Hera era representada como una mujer cruel y rencorosa. Peligrosa y vana, decenas de mujeres y niños inocentes sufrieron por su culpa. Hera cumple nuevamente este rol en Blood of Zeus y es sumamente frustrante. Apolo, Hermes y Zeus sufren una franca hollywoodización. Los pintan como despampanantes héroes. Son nobles y amables y, en el caso de Zeus, víctima de las circunstancias. Olvidamos que Apolo, además de tener muy mala suerte con sus amantes, era tan vengativo como cualquier otro dios. Hermes era astuto y taimado, hábil con las palabras y más cercano a la mentira que a la verdad. ¿Zeus? Zeus era un desastre para la humanidad. Arrogante, controlador, orgulloso, celoso y, por supuesto, ridículamente infiel, jamás se preocupó por crear vínculos con sus hijos más allá del «te ayudaré para que enaltezcas a tu linaje». Temía el momento en el que sus propios hijos lo derrocaran como él lo hizo con Cronos y quizá debido a eso su única verdadera conexión parece ser con Athena.

Si los escritores mejoraron el carácter de Apolo, Hermes y Zeus, no entiendo por qué no lo hicieron con Hera. Al menos hubieran hecho mayor introspección en su personaje para que despertara más nuestra empatía. Es fácil amarla cuando conoces los mitos originales, pero alguien externo difícilmente la verá más allá de «una señora loca de celos que culpa a las personas equivocadas». Hera merecía un mejor desarrollo de personaje y, sobre todo, más justicia.

Originalmente también tenía una queja con el hecho de que pusieran tan en la periferia a Athena. Ella era, sin duda, la consentida de su padre. Solicitaba su ayuda constantemente, le permitía cosas que no le habría perdonado a nadie más y la quería lo suficiente como para compartir con ella su valioso escudo, la Égida. Afortunadamente, después de algunos cuestionamientos, los hermanos Parlapanides confesaron que decidieron dejarla a un lado debido a que tienen planes para un spin-off de ella: Blood of Medusa. Considero que exageraron con eso de no darle tanto protagonismo, pero si el proyecto llega a cuajarse les estaré enormemente agradecida.

«Esperamos hacer una historia de «Blood of Medusa» donde Athena cumpla el rol equivalente a Zeus en «Blood of Zeus». Pero, tendremos que esperar. Es por eso que por ahora la mantuvimos al margen. Pero confíen en nosotros cuando les decimos que ¡¡AMAMOS a Athena!!!»

Podrán ver, entonces, que Blood of Zeus no es perfecta, pero definitivamente es una de las mejores interpretaciones de los mitos griegos que ha habido en años y ciertamente no tiene más pecados que los clásicos como Clash of Titans o Jason and the Argonauts. Al menos tuvieron la decencia de darnos a un Apolo bisexual. Eso es más de lo que la mayor parte de los medios nos ha entregado.

Blood of Zeus consta de 8 episodios de 30 minutos cada uno y la 2da temporada se confirmó casi inmediatamente. La crítica ha sido positiva y el público se quedó con ganas de más. Confío en que la próxima temporada vinculará a Alexia con Heron de un modo más orgánico y que podremos ver una nueva faceta de Hera. Aunque, a decir verdad, no tengo muchas esperanzas de esto último.

Entonces…

¿Lo bueno? El diseño de personajes, la música, los fondos, la acción y la emotividad. Es fácil amar a casi todos los personajes y la narración tiene un muy buen ritmo. Aunque sabemos que el protagonista va a ganar al final, nos emocionamos con él y nos preocupamos cuando se encuentra con un obstáculo. Es, ciertamente, una historia arquetípica bien construida y trabajada que ya no se ve tan seguido debido a que muchos escritores temen caer en lo trillado. No obstante, los clichés son clichés porque funcionan y no tiene nada de malo crear un nuevo «viaje del héroe». Es una ruta que emociona a todos por igual y con la que todos podemos identificarnos. Adicionalmente, los guiños a las películas clásicas de mitología son un gran bonus que no esperaba y que recibí con mucha emoción.

¿Lo malo? La duración. Ocho capítulos no eran suficientes para presentarnos a tantos maravillosos personajes y pudieron, sobre todo, haber hecho más con los femeninos. La animación pudo haber sido mucho mejor y no solo buena. La historia es predecible, pero considero que esto es más una cuestión del género y no tanto un problema de narrativa.

¿Conclusión? Le doy a Blood of Zeus 3 pulgares para arriba. Una excelente alternativa para ver en una fría tarde de invierno. No es perfecta, pero es sumamente recomendada para cualquier amante de la mitología griega y de las historias de acción.

Y bien, con eso los dejo por ahora. Aprovecho este espacio para desearles a todos un maravilloso año nuevo. Pasen estas fiestas rodeados de amor, pero también de responsabilidad. Cuidemos la salud de todos y confiemos en que en el 2021 sea más promisorio que este 2020.

¡Gracias por todo!

Reseña: Icefjord Saga

Saludos de nuevo, mis queridos. El mundo ha cambiado mucho en muy pocos meses, así que espero que en este breve tiempo ustedes y todos sus seres queridos se encuentren sanos y salvos. Si, además de eso, pueden no estar al borde de la locura por estar tanto tiempo en casa, mejor.

Por mi parte, realmente no he podido participar en la cuarentena, pero decidí aprovechar unos días de vacaciones para hacer acto de presencia. Y, ¿qué clase de presencia será? Una nueva review.

A mediados del año pasado llegó a mi interés una saga de romance/acción LGBTQ+ llamada Iron Breakers. Esta acontecía en un mundo medieval lleno de traiciones, enemistades y hombres sedientos de poder. Los personajes eran divertidos y carismáticos y la trama lo suficientemente emocionante como para convencerme de comprar los tres libros. Si bien la historia tenía varios tropezones en la trama y un par de vacíos que difícilmente podían ser pasados por alto, mi experiencia con la trilogía fue lo suficientemente positiva como para convencerme de comprar la segunda serie de la autora, Zaya Feli: Icefjord Saga.

Esta segunda entrega me sorprendió no solo porque contaba con un mundo de fantasía bastante más trabajado, sino porque la trama fue mucho más estructurada y cuidada. Desde que leí esta saga he considerado que no recibe la suficiente atención y decidí poner mi granito de arena para que más gente la conozca.

Icefjord Saga se desarrolla en un mundo de fantasía que toma como base la mitología y costumbres nórdicas. La autora ha pasado gran parte de su vida en Dinamarca, y gracias a esto es capaz de describir su mundo no solo con veracidad, sino que también con emotividad. Es claro que Zaya Feli se ha encontrado con amplios bosques congelados y con amplios fiordos que extienden sus brazos hacia el mar. Es gracias a su experiencia y a su investigación que logra crear un mundo coherente y emocionante. Por otro lado, es su imaginación la que complementa este mundo con magia, batallas y personajes encantadores.

Una de las partes más interesantes de esta serie de libros es el modo en el que funciona la magia. Aquí, la magia no es tan fácil como un bibidi babidi bu. Aquí la magia requiere de dos componentes. En primer lugar, se necesita a un conjurador, un Runik, capaz de invocar y controlar el poder de varios tipos de runas. En segundo lugar, se necesita de un Sjaelir, un humano que alberga magia en su cuerpo. Un Sjaelir difícilmente podrá tomar control de su propia magia. Requiere que un Runik la canalice a una runa, y será solo este Runik quien pueda sacar provecho de su magia. En pocas palabras, las runas son baterías recargables que en lugar de recargar energía, cargan magia. Los Sjaelir tienen que otorgar su energía vital (a veces voluntariamente, a veces a la fuerza), para que los Runik puedan utilizar su magia para protegerse a sí mismos y a los demás.

Pero bueno, ya fue mucho preludio. Ahora, ¿de qué diantres se trata Icefjord Saga?

Todo inicia con nuestro pequeño protagonista, Isarin, quien vive en una de las varias aldeas del norte llamada Ulfheim. A pesar de solo tener 13 años, el niño promete convertirse en uno de los Runiks más poderosos de su aldea. El chico parece ser un elegido de los dioses y tenía que serlo, ya que sus padres también lo fueron. Fueron elegidos por un enorme lobo inmortal llamado Huargo para ser su desayuno. Y es que, como buen prota, Isarin es huérfano. Por supuesto que esto traerá consigo algunos problemas en la psique de nuestro protagonista, pero no por eso dejará de ser un buen niño que busca ayudar a quien lo necesite.

La saga cuenta con, además, cuervos. A todos nos gustan los cuervos. ♥

Sobre todo si, quien lo necesita, es un pequeño niño perdido llamado Rakkian. Rakkian aparece un día en los límites de la aldea. Está herido y es prófugo de los habitantes de una aldea cercana, quienes lo robaron de su casa en las lejanas islas del oeste. ¿Y por qué se lo robaron? Porque el buen Rakkian es un Sjaelir. La magia fluye en su interior y cualquier aldea de los fiordos querría hacerse de él para aprovechar su poder. Isarin comprende que Ulfheim es cualquier aldea y teme que su nuevo amigo pase de ser el prisionero de una aldea, a ser prisionero de su propia aldea. Decide, pues, ayudarle a regresar a las islas del oeste.

Tristemente, su plan se pondrá en pausa cuando, poco antes de la separación, son atacados por el Huargo. Isarin siente un gran temor por la criatura que asesinó a sus padres, pero hará todo lo que esté en sus manos para salvar a Rakkian. El poder de la amistad hace de las suyas y permite que Isarin haga un milagro y mate al Huargo.

También hay lobos. Amamos también a los lobos.

Con la maligna criatura asesinada, Rakkian puede partir de regreso a casa. Se despide de Isarin y este regresa a Ulfheim donde las personas percibieron el fin del Huargo. Isarin se convierte en un héroe, sí, pero la muerte del Huargo tuvo un costo elevado. Isarin es maldecido con un extraña mancha en el pecho que comenzará a aumentar de tamaño y que amenazará con matarlo una vez que llegue a su corazón.

La mayor parte de los habitantes de Ulfheim rehuye de la maldición del Huargo, lo que ocasiona que Isarin crezca con pocos amigos y con severos problemas de autoestima, pero no por eso dejará de esforzarse en sus estudios del control de la magia.

Seis años después, Isarin se ha convertido en el Runik más poderoso de Ulfheim. Por su linaje, a él le correspondería ser el nuevo Jarl (duque) de su aldea, pero la maldición que amenaza con acabar con su vida antes de tiempo y el miedo que ocasiona en sus vecinos es más que suficiente para impedirle alcanzar este rol. La situación se complica aún más cuando Rakkian regresa a Ulfheim. Ahora Isarin no solo tiene que preocuparse por encontrar una cura a su maldición, sino que también tiene que proteger a su viejo amigo del cruel destino de los Sjaelir.

Proteger a Rakkian será especialmente complicado, pero esto no le importará a Isarin. Él lo defenderá a costa de todo, incluso de sí mismo y de lo que comienza a sentir por él.

Como si eso no fuese suficiente, nuevos enemigos acecharán la paz de Ulfheim. Por un lado, el rey Torvald, quien busca dominar a todas las aldeas del norte; y, por otro, la sombra del Huargo, que poco a poco comienza a reclamar lo que desde un principio marcó como suyo.

Esto es, a grandes rasgos, de lo que trata Icefjord Saga, la cual está compuesta por dos libros (Teeth y Claws) que son bastante fáciles de leer y que se podrán encontrar a precio moderado en Amazon. Al principio cuesta algo de trabajo registrar todas las palabras nórdicas, pero con la ayuda de un útil glosario al final del libro y con la suficientemente buena memoria, el lector podrá salir adelante sin muchas dificultades. Tristemente, estos libros aún no cuentan con una edición en español.

¿Lo mejor? Los personajes. Icefjord Saga tiene un arsenal de personajes encantadores, divertidos y violentos. Muy violentos. Es un alivio encontrar una historia LGBTQ+ en donde los personajes no temen cortar la cabeza de sus enemigos. Tenemos una interesante ambigüedad moral que hace que los personajes se sientan más reales. Recordemos que no hay nadie tan malo que no tenga algún bien y no hay alguien tan bueno que no tenga algún mal. La autora logra esta ambigüedad con suma facilidad. No tenemos personajes intrincados y detalladísimos; solo tenemos a personajes que han pasado por malas experiencias que los han convertido en lo que son. Hay antagonistas, sí, pero en casi todos los casos comprendemos sus motivaciones y comprendemos que, en otro mundo, ellos habrían sido los protagonistas del libro.

Otra cosa buena es la construcción del mundo. Tenemos escenarios bien descritos, una jerarquía social bien explicada y, por supuesto, un sistema de magia especialmente interesante (al menos para una servidora que no suele leer historias con magia).

¿Lo malo? Al ser una novela de fantasía, algunas cuestiones pecan de ser predecibles. Este será un mal del género, pero aún así es necesario mencionarlo. Por otra parte (y esto es súper personal), el final del libro fue demasiado feliz. No me habría molestado que nuestros queridos protagonistas no solucionasen todos sus problemas, aunque también es un alivio leer una historia de romance que ate bien la mayoría de los cabos sueltos.

¿Conclusión? Le doy a esta saga 4 pulgares para arriba. Recomendada a cualquiera que desee leer una novela de acción y aventuras LGBTQ+ siempre y cuando no le importe leer sobre cabezas cortadas y sacrificios humanos. Como buena historia nórdica, la trama es violenta aunque no tan gráfica como pudo haber sido.

Zaya Feli es una autora que no solo escribe con mucha pasión: es alguien que siempre está dispuesta a dar más de sí misma. Hay un mundo de mejoría entre Iron Breakers y Icefjord Saga. Es claro que la autora comprendió las fallas de su primera saga y ha hecho lo posible para corregirlas en la segunda. En estos momentos se encuentra trabajando en su nueva historia, Wild Skies, la cual se publicará a finales de este año y tendrá dragones. ¡Eeeep! Dragones. Dicho sea de paso, Zaya Feli es también una ilustradora, así que podrán pasar a su página web apara ver dibujos de sus hermosos personajes.

Y bien, con esta muy larga reseña los dejo por hoy. Los dejo no sin antes desearles lo mejor para estos tiempos oscuros y melancólicos. Y recuerden: todo pasa.

Las fotografías utilizadas pertenecen a dominio público o son CC0. Fueron obtenidas en: Free Public Domain/CC0 Images.

Reseña: El Conde de Montecristo

Buenas tardes a todos, mis queridos lectores.

Como quizá no se han dado cuenta, no he publicado en el blog desde hace casi medio año. ¿Mis motivos? Pensé que a estas alturas tendría más información de mi próximo libro, pero me he percatado de que su estreno se atrasará varios meses más. Debido a esto, decidí aprovechar este bello espacio para publicar algunas entradas de mi antiguo blog. Las entradas estarán corregidas y aumentadas (en su caso) y espero las disfruten tanto como yo llegué a hacerlo en su momento.

¿Y cómo empezaremos? Con la reseña de uno de mis libros favoritos.

Muchos libros me han quitado noches de sueño y me han generado enfermizas obsesiones. La Odisea es el ejemplo más claro, pero el Club de la Buena Estrella y LOTR son otros ejemplos de las modas que se imponen en mi cabeza con más frecuencia de la que deberían.

Hace no mucho mi fanatismo me llevó a los Tres Mosqueteros: una novela divertida, ligera y honestamente populachera. Era cuestión de tiempo para que mi agrado hacia Alejandro Dumas me llevara hacia otro de sus longsellers: El Conde de Montecristo.

Abrí el libro con reticencia. Gracias a sus varias adaptaciones sabía de qué trataba la historia, pero no me llamaba en exceso la atención. Además era un libro largo, pesado y que había inspirado a una telenovela latinoamericana.

En un intento de ser lo más optimista posible, abrí la primera hoja y fue entonces que conocí a Edmundo Dantés: un marino sumamente hábil y noble, aunque no precisamente muy inteligente o interesante. A pesar de su corta edad, Edmundo fue elegido como el nuevo capitán de uno de los barcos del comerciante Morrel: el Faraón. Radiante de felicidad, corre a su humilde casa en Marsella para darle la buena nueva a su anciano padre y a su hermosa prometida, Mercedes.

No pudiendo esperar más tiempo, Mercedes y Edmundo deciden casarse e iniciar una nueva vida juntos, protagonizando una trillada historia de amor como cualquier otra.

Afortunadamente, esta historia de amor es truncada de un modo cruel y terrible. La felicidad de Edmundo despierta el encono de cuatro personajes: Fernando Mondego, el primo de Mercedes a quien ama desde que eran pequeños; Danglars, primero al mando del Faraón, celoso de que el Sr. Morrel eligiera a Edmundo antes que a él para ser el nuevo capitán; Villefort, subprocurador del rey que reconoce en Edmundo un testigo con información que podría perjudicar toda su carrera política; y Caderousse, un panadero fácilmente corruptible que no era tan malo en un inicio pero cuya torpeza y avaricia lo llevarán a caer muy bajo.

Estos cuatro personajes pondrán su granito de arena para acusar a Edmundo de un crimen que no cometió y encarcelarlo en el temible calabozo del Chateau d’If en una rocosa isla cerca de Marsella.

Encarcelado por un motivo que desconoce, Edmundo es llevado al borde de la desesperación, la locura y el odio. Pasan los años y nuestro protagonista comienza a convencerse de que su padre ya no sigue con vida y de que Mercedes seguramente se ha olvidado de él. Solo un sentimiento evita que se suicide: esperanza.

Un día, por azares del destino, conoce a otro prisionero llamado Faria. Este es un abate al cual llaman loco debido a que constantemente ofrece millones de libras con tal de que lo liberen. Juntos, idean un plan para escapar de prisión. En sus tiempos libres Faria le enseñará a Edmundo todo lo que sabe, que es bastante. Faria es un gran estudioso, químico por nacimiento e historiador por experiencia. Por si fuera poco, le ayuda a entender quiénes fueron los culpables de su encarcelamiento. Poco a poco Edmundo comenzará a llenar su cabeza con ideas de venganza.

Pasa el tiempo y, finalmente, a 14 años del encarcelamiento de Edmundo, este logra escapar. No solo eso, también descubre que el abate Faria no estaba tan loco como todos creían. Después de seguir sus cuidadosas instrucciones, Edmundo llega a una pequeña isla llamada Montecristo donde yace un tesoro invaluable.

Y cuando digo invaluable me refiero a que Edmundo se hace repugnantemente millonario.

Algunos años después, cambiado por el dinero, los viajes, los años de encarcelamiento y el recelo, Edmundo llega a París con una nueva identidad: el Conde de Montecristo.

El conde es visto por sus congéneres como un millonario sapientísimo y extravagante, pero con un halo de misterio y peligrosidad: una persona de la que saben que se tienen que cuidar pero que pocos lo hacen porque es sumamente encantador. El conde es atractivo, inteligente, astuto y su amabilidad tacha a lo absurdo. Son todas esas cualidades las que distraerán a los parisinos de su verdadero propósito en la ciudad: vengarse de Villefort, Danglars y Fernando.

Estos hombres se la han visto bastante bien desde que Edmundo desapareció. Fernando se casó con Mercedes y se convirtió en un valiosísimo oficial del reino; Danglars se volvió un importante banquero lleno de recursos; y Villefort se convirtió en el útil y estricto procurador. Así pues, los tres manejan los tres poderes de París: el ejército, la economía y la ley.

Aun así, el conde tiene sus movimientos bien planeados para asegurarse de aplastar a los tres traidores con toda la fuerza que Dios impuso en él: el autoproclamado ángel de la venganza.

Lo ayudarán incondicionalmente sus sirvientes, entre los cuales se encuentra un hombre grande y fuerte llamado Alí y la hermosísima Haydée, una princesa griega a la que compró en un mercado de esclavos. También utilizará como medios de su venganza a los familiares y amigos de los traidores, tejiendo así una intrincada red que la mayoría de sus enemigos no verá sino hasta que sea demasiado tarde.

El Conde de Montecristo es una novela de venganza que nos instará a llegar hasta el final para saber cómo es que el trío maligno recibe su merecido. Edmundo es un protagonista que despierta mucha empatía y el lector no querrá otra cosa sino verle triunfar.

Tenemos muchísimos personajes y la mayoría de ellos serán importantes en algún punto, lo cual hace que sea un libro complicado de iniciar. Hay personajes agradables, desagradables y adorables. Por ejemplo, en lo personal creo que Fernando es de esos personajes que amamos odiar. No es un hombre terrible pero, ¡joder! lo queremos bien muerto. Caderousse, en cambio, es sucio y no muy inteligente. Tuvo varias oportunidades para redimirse, pero decidió no hacerlo y la muerte parece un castigo muy pobre para su estupidez.

¿El Conde?

Es delicioso. Es hermosamente maligno, asquerosamente millonario y, sobre todo, brillantemente inteligente. Sin duda está entre mis cinco protagonistas favoritos de la literatura.

En cuanto a nivel literario, el estilo es ligeramente más cuidadoso que en el de los Tres Mosqueteros. Es un lenguaje simple, pero con varias alusiones históricas y culturales. No obstante, la complicada trama se maneja con agilidad e imparte a la lectura una fluidez poco común en libros tan largos.

Existen muchísimas adaptaciones del Conde de Montecristo. Películas, telenovelas, animaciones y comics/manga. No obstante, ninguna de las que he consumido le hacen justicia a un libro tan astuto y emocionante.

El Conde de Montecristo es un libro clásico, divertido y 100% recomendable que debe ser leído por todos aquellos que disfrutan la intriga, las aventuras y los millonarios.