Quizá ya tarde a la fiesta, pero no importa. La mitología griega es una de mis pasiones y no podía dejar pasar la oportunidad de reseñar una serie que esperé por mucho, mucho tiempo.

Todo empezó como un quedo rumor en las redes sociales. Netflix haría una serie animada llamada Gods and Heroes basada en los mitos griegos. El teaser no daba más información, pero varios pensamos que sería un recuento de la mitología que ya todos conocíamos. El prospecto me emocionó enormemente. Desde pequeña fui fan de las películas clásicas de mitología: Clash of Titans (1981), Jason and the Argonauts (1963), Ifigenia (1977), Helen of Troy (1956). Cada una de ellas alimentó mi imaginación y me lanzaron directo a los libros que relataban sus historias. Aún hoy disfruto el género péplum, pero ninguna película o serie reciente había despertado mi interés como lo hicieron las películas viejas.
No tengo respuesta al por qué de ese desencanto. No puedo decir que las películas viejas fuesen más fieles a los mitos (para nada), ni que la rimbombancia fuese menor o que las actuaciones fuesen mejores. Simplemente no sentía lo mismo.
Así pues, la noticia de Gods and Heroes brilló ante mí como una nueva oportunidad para sentir la misma emoción que sentía mientras veía a Jason combatir en contra de las harpías. Tristemente, pasó alrededor de un año antes de que pudiera saber siquiera de qué iría la historia. Por un tiempo pensé que la animación se había quedado en el tintero, pero estaba equivocada.

Gods and Heroes renacería en el 2020 con el nombre Blood of Zeus.
El proyecto estaba en manos de los hermanos Charley y Vlas Parlapanides y en el escritorio de Powerhouse Animation Studios, quienes fueron los responsables del reciente éxito de Netflix, Castlevania. Blood of Zeus prometía un bello diseño de personajes, una historia llena de acción y violencia y, quizá, algo que me hiciera remembrar mis años mozos.
Y al final, ¿Blood of Zeus cumplió lo que prometía?
Antes de responder a la pregunta, habrá que contar de qué se trata esta historia.
La historia comienza con la introducción de nuestro protagonista, el cual tiene el nada sutil nombre de Heron (Derek Phillips). Este muchacho vive junto a su madre, Electra (Mamie Gummer), en una montaña cercana a un polis (ciudad). ¿Y por qué viven en la montaña y no en el polis? Porque son unos parias. Para empezar, Heron es un bastardo, lo cual ya teñía a su pequeña familia de vergüenza, pero además, la llegada de este par significó la aparición de gruesas y oscuras nubes sobre la polis. Dichas nubes no se desvanecían ni siquiera en primavera y los habitantes del pueblo las interpretaron como la mala suerte que acarreaban tanto Electra como Heron, así que optaron por mantenerlos lo más lejos posible.

Heron se preguntaba constantemente por qué tenían que permanecer en un lugar que tanto los odiaba, pero su madre siempre insistía en permanecer ahí. Frustrado y confundido, lo único que Heron podía hacer era trabajar arduamente para traer aunque fuera algunos dracmas a la casa.
Todo apuntaba a que Heron viviría el resto de su pobre vida en esa fría y destartalada casita, hasta que, una noche, las cosas cambiaron para siempre.
El pueblo fue atacado por un demonio. La criatura era viciosa y poderosa y Heron tuvo la mala suerte de encontrarse con él. Como buen protagonista, Heron le da pelea a la criatura, pero no importa su entusiasmo, al final estará a punto de perecer bajo sus garras. Es entonces que aparece Alexia (Jessica Henwick), una poderosa guerrera que, junto a sus soldados, llega a la polis en búsqueda del demonio. Alexia salva a Heron y captura al demonio. Sin embargo, ella sabe bien que él es solo uno de las varias criaturas que asolan el mundo de los humanos y que es apenas una muestra de todo lo que está por venir.
Se nos explica que, tiempo atrás, existió una batalla entre los Dioses del Olimpo y los Gigantes. Los Gigantes eran unos monstruos terribles y poderosos que buscaban conquistar el mundo; una maldición legada por los Titanes que murieron a mano de sus propios hijos cuando estos decidieron revelarse ante ellos. Comandados por Zeus, los olímpicos fueron capaces de destruir a los Gigantes. Los Dioses sellaron sus almas en un caldero forjado por Hefesto, mientras que sus cuerpos fueron tragados por el mar.

Desafortunadamente, parece ser que el cuerpo de uno de los Gigantes fue descubierto. Seducidos por la promesa de poder sobrenatural, un grupo de humanos decide adorar al Gigante y comen de su cuerpo para convertirse en demonios. La misión de estas criaturas es la de liberar las almas de los Gigantes y no descansarán hasta destruir a cualquiera que se ponga en su camino.
Tras descubrir el peligro en el que se encuentra la humanidad, Heron hace lo que cualquier hombre sensato haría: intenta escapar. Sin embargo, Electra no tardará en detenerlo. Los demonios, le explica, serán la menor de sus preocupaciones si acaso llegan a alejarse de la protección de las nubes. Después de todo, Heron no es cualquier bastardo, es un bastardo del mismísimo Zeus, quien utiliza las nubes para ocultarlos de la ira de Hera. La Diosa es rencorosa y no dudará en acabar con Heron y Electra si acaso llega a descubrirlos.
Heron apenas comienza a digerir la noticia cuando la polis es atacada nuevamente, pero esta vez el enemigo no es uno, sino un grupo de demonios comandados por el poderoso Seraphim (Elias Toufexis). Pronto, Heron se dará cuenta de que no tendrá más alternativa que involucrarse en la guerra contra los demonios. Peor aún, se dará cuenta de que Electra tenía razón al decir que los demonios no eran tan terribles como la furia de Hera.

Esa es, a grandes rasgos, la premisa de Blood of Zeus. Podrán ver que es una historia bastante arquetípica. Es un «viaje del héroe» en el sentido más puro de la palabra y fue escrito con un claro conocimiento del monomito griego. No obstante, es bien sabido que los arquetipos no son malos; al contrario. Han estado con nosotros desde hace siglos porque funcionan. Nos ayudan a identificarnos con los personajes y, bien trabajados, incluso pueden sorprendernos.
Blood of Zeus entra en esta categoría. El hecho de tenerla en animación le da un giro excitante, la historia es inmersiva y los personajes son entrañables. Blood of Zeus fue capaz de despertar mi nostalgia con referencias a unas de mis películas favoritas y su balance entre humor, drama y acción es bastante equilibrado.
Como mencioné antes, el diseño de personajes es excelente, sobre todo el de los olímpicos y los Gigantes, y las escenas de acción son emocionantes, pero gráficas (algo no necesariamente malo). La música, compuesta por Paul Edward-Francis, es emotiva, dramática y, cuando tiene que serlo, épica. Es uno de los mejores OST que he escuchado en mucho tiempo y ayudaron a levantar algunas escenas que, por sí mismas, quizá no hubiesen sido tan conmovedoras. El doblaje en inglés es muy bueno (disfruté especialmente el trabajo de Toufexis), pero si están demasiado acostumbrados a ver anime, quizá la mejor opción será verla con subtítulos y audio en japonés en donde los actores hicieron también un gran trabajo. La animación es buena, mas no increíble. Hay varias escenas en donde los movimientos pierden definición y fluidez y ocasionalmente hay unas escenas demasiado estáticas. No obstante, el estudio supo aprovechar bien su presupuesto. Las escenas más importantes fueron animadas con lujo de detalle, mientras que las escenas intermedias sufrieron la baja de calidad.

Blood of Zeus cumple lo que promete: una historia emocionante, si bien no completamente apegada al canon mitológico, con una buena dosis de acción. Tiene, sin embargo, sus fallas y considero importante mencionarlas.
Es muy claro que no hubo muchas mujeres involucradas en la definición del proyecto. Esto ocasiona que la mayor parte de las mujeres que aparecen en la historia sean únicamente artilugios de la trama para aumentar el dramatismo de la misma. Son, pues, el gatillo que detona la transformación de nuestros personajes y, por lo tanto, mera utilería. Alexia es una de las pocas excepciones, pero ella es una heroína por sí misma. Es decir, conduce su propio «viaje del héroe» y, al no ser la protagonista, solo vemos la mitad de su historia. Por buen personaje que sea, Alexia se siente desencajada del proyecto original, como si fuera una amazona que apareció mágicamente en una historia que ya le pertenecía a alguien más. Por comentarios en las redes sociales de los hermanos Parlapanides, parece ser que perdimos mucha profundidad del personaje debido a cortes que se tuvieron que hacer por tiempo y presupuesto. ¿Comprensible? Sí, pero no por eso deja de sentirse como un desperdicio. Hubiese preferido que le dieran a Alexia menos relevancia en la trama a que nos dejaran insatisfechos.
Ligado al punto anterior, está el caso de Hera. Es bien sabido que desde tiempos del mito Hera era representada como una mujer cruel y rencorosa. Peligrosa y vana, decenas de mujeres y niños inocentes sufrieron por su culpa. Hera cumple nuevamente este rol en Blood of Zeus y es sumamente frustrante. Apolo, Hermes y Zeus sufren una franca hollywoodización. Los pintan como despampanantes héroes. Son nobles y amables y, en el caso de Zeus, víctima de las circunstancias. Olvidamos que Apolo, además de tener muy mala suerte con sus amantes, era tan vengativo como cualquier otro dios. Hermes era astuto y taimado, hábil con las palabras y más cercano a la mentira que a la verdad. ¿Zeus? Zeus era un desastre para la humanidad. Arrogante, controlador, orgulloso, celoso y, por supuesto, ridículamente infiel, jamás se preocupó por crear vínculos con sus hijos más allá del «te ayudaré para que enaltezcas a tu linaje». Temía el momento en el que sus propios hijos lo derrocaran como él lo hizo con Cronos y quizá debido a eso su única verdadera conexión parece ser con Athena.

Si los escritores mejoraron el carácter de Apolo, Hermes y Zeus, no entiendo por qué no lo hicieron con Hera. Al menos hubieran hecho mayor introspección en su personaje para que despertara más nuestra empatía. Es fácil amarla cuando conoces los mitos originales, pero alguien externo difícilmente la verá más allá de «una señora loca de celos que culpa a las personas equivocadas». Hera merecía un mejor desarrollo de personaje y, sobre todo, más justicia.
Originalmente también tenía una queja con el hecho de que pusieran tan en la periferia a Athena. Ella era, sin duda, la consentida de su padre. Solicitaba su ayuda constantemente, le permitía cosas que no le habría perdonado a nadie más y la quería lo suficiente como para compartir con ella su valioso escudo, la Égida. Afortunadamente, después de algunos cuestionamientos, los hermanos Parlapanides confesaron que decidieron dejarla a un lado debido a que tienen planes para un spin-off de ella: Blood of Medusa. Considero que exageraron con eso de no darle tanto protagonismo, pero si el proyecto llega a cuajarse les estaré enormemente agradecida.
Podrán ver, entonces, que Blood of Zeus no es perfecta, pero definitivamente es una de las mejores interpretaciones de los mitos griegos que ha habido en años y ciertamente no tiene más pecados que los clásicos como Clash of Titans o Jason and the Argonauts. Al menos tuvieron la decencia de darnos a un Apolo bisexual. Eso es más de lo que la mayor parte de los medios nos ha entregado.
Blood of Zeus consta de 8 episodios de 30 minutos cada uno y la 2da temporada se confirmó casi inmediatamente. La crítica ha sido positiva y el público se quedó con ganas de más. Confío en que la próxima temporada vinculará a Alexia con Heron de un modo más orgánico y que podremos ver una nueva faceta de Hera. Aunque, a decir verdad, no tengo muchas esperanzas de esto último.
Entonces…
¿Lo bueno? El diseño de personajes, la música, los fondos, la acción y la emotividad. Es fácil amar a casi todos los personajes y la narración tiene un muy buen ritmo. Aunque sabemos que el protagonista va a ganar al final, nos emocionamos con él y nos preocupamos cuando se encuentra con un obstáculo. Es, ciertamente, una historia arquetípica bien construida y trabajada que ya no se ve tan seguido debido a que muchos escritores temen caer en lo trillado. No obstante, los clichés son clichés porque funcionan y no tiene nada de malo crear un nuevo «viaje del héroe». Es una ruta que emociona a todos por igual y con la que todos podemos identificarnos. Adicionalmente, los guiños a las películas clásicas de mitología son un gran bonus que no esperaba y que recibí con mucha emoción.
¿Lo malo? La duración. Ocho capítulos no eran suficientes para presentarnos a tantos maravillosos personajes y pudieron, sobre todo, haber hecho más con los femeninos. La animación pudo haber sido mucho mejor y no solo buena. La historia es predecible, pero considero que esto es más una cuestión del género y no tanto un problema de narrativa.
¿Conclusión? Le doy a Blood of Zeus 3 pulgares para arriba. Una excelente alternativa para ver en una fría tarde de invierno. No es perfecta, pero es sumamente recomendada para cualquier amante de la mitología griega y de las historias de acción.
Y bien, con eso los dejo por ahora. Aprovecho este espacio para desearles a todos un maravilloso año nuevo. Pasen estas fiestas rodeados de amor, pero también de responsabilidad. Cuidemos la salud de todos y confiemos en que en el 2021 sea más promisorio que este 2020.
¡Gracias por todo!
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